Contaré la historia sólo porque si llega un día en que no pueda recordarla más, igual el mundo pueda saber que su presencia tubo un paso fugaz por este lugar.
A esta fecha ya no me pregunto que pasó, supongo que es mas fácil la resignación de aceptar el plan divino y confiar en que así debí ser.
Ese martes 21 de Abril soñé que venían por él, el instinto me despertó y con loca desesperación grité pidiendo ayuda y protección para él, sabía que algo no estaba bien, pero confié...
Aquel 26 de Abril cuando me desperté sabía lo que iba a pasar, pero tenía miedo, así que me negué y preferí seguir como si nada; volver a la cama y negarlo todo era mejor opción que aceptar que se iba lentamente de mi...Lloré una y mil veces, culpándome, desgarrándome la mente pensando que hice mal, entender que necesitaba algo diferente a lo que yo le podía dar, la elección estaba hecha y no tuve opción de arrepentirme, de cambiar la pregunta o mejor aún, la respuesta. De haber sabido tal vez hubiese dicho algo diferente o no, no lo sé...pero seguro hubiese apostado por él.
Por fin decidí ponerme en pie, ir al médico y hacer caso omiso de las palabras que no quería escuchar. No hubo tiempo mi cielo, sé exactamente la hora en que partió, no porque me lo hayan dicho, lo sé porque éramos uno solo; sobre las 10:26am en aquella mañana de sol radiante cuando íbamos en el taxi camino a la clínica sentí su último latido y el alma se me fue, estaba sola en el carro así que éramos solo los dos Valentine y yo. No puedo explicar lo que se siente, por que no sentí nada, mi cuerpo se evaporaba, yo era transparente, no estaba de cuerpo presente, el dolor me entumeció hasta el alma y de repente yo no era mas que un espíritu flotante agradeciendo a El Creador por su presencia, y entonces supe que llegaba la hora de decir: Hasta la próxima amor mío.
En aquel taxi, en ese domingo de mañana muy soleada como si la vida me estuviera diciendo que el cielo estaba feliz por recibirle, le abracé con el alma y dirigí al cielo estas palabras: ¨D.OS gracias por su presencia, por el tiempo compartido, con el mismo amor y alegría que lo recibí, con ese mismo amor y alegría te lo devuelvo, es tuyo¨.
Ese día me quedé sin lágrimas y sin alma también...
Al llegar a la clínica con desesperación buscando ser atendidos, con el mismo miedo de escuchar lo que ya sabía pero con la esperanza viva de que fuera mentira, llegaron las palabras que no quería escuchar. y entonces no pude evitar gritar, con cada sonido de mis cuerdas vocales se desgarraba lo que quedaba de mi; mi madre que ya había llegado y esperaba del otro lado de la puerta se aventó sin pedir permiso, por encima de quien fuera, supongo que igual que yo lo sentí, su instinto de madre le hizo saber que tenía que estar ahí. Para mi llegó la negación, ese momento en el que se te olvidan las gracias y pides ayuda desesperadamente pensando que humanamente se puede todavía hacer algo mientras se te cierra la tráquea y ni la voz te queda ya, los doctores hicieron lo único que podían hacer, dejarnos solos con mi madre y mi padre que no tuvo la suficiente valentía para entrar y ver a su hija morirse una vez, tal vez muriendo el también un poco.
Mientras el consultorio se inundaba, mi madre me abrazaba y yo lloraba...Creí que me había quedado sin lágrimas, esa bata azul y un poste con suero me acompañaron todo el día, no me acuerdo haber sentido tanto frío como aquel día, ya no estaba él y por instante parecía que nada me importaba.
Hay personas que se toman el atrevimiento de opinar sin que se les pregunte: ¨era mejor así¨, usted todavía esta joven y puede intentarlo otra vez, mejor así pequeño, mas grande el dolor es peor era su primer hijo?, tranquila puede repetir, tu eres muy fuerte¨. Creo que fueron por una semana los únicos instantes que sentí, porque sentía una ira profunda, ganas de putearlos y mandarlos a todos al mismísimo infierno, a quien se le ocurre que se puede reemplazar un hijo con otro, a quien se ocurre que el tamaño y/o el orden del hijo determina el dolor que puede sentir una madre por el, a quien se le ocurre ser tan... y opinar sobre algo que no se le ha preguntado.
Llegar a mi casa fue lo menos fácil, creo que inventarle un cuento fantástico a mi hija de porque su hermanito no estaba, verla retorcerse llorando como loca y odiar hasta a D.OS por quitarle lo que era suyo, por llevarse a su hermanito teniendo él a todos los niños que quisiera y sin entender porque preciso elegía el de ella, el que tanto había pedido, no entendía porque se lo quitó. La verdad yo tampoco lo entendía, sentí rabia muchas veces, con D.OS, conmigo misma.
Con el tiempo las lágrimas se van secando y aunque entendí (o me resigné) que era lo mejor, todavía me duele. Un día, casi un año después soñé que él, mi Evangeline lloraba porque yo lloraba por el, me mostraba un futuro sin él, pero siempre en mi mente, fue ahí cuando entendí que el amor era tan grande y tan fuerte, que parte de el mismo es soltar, dejarlo fluir y ser feliz con los que se quedan, había todavía mucho amor para dar, una hermanita para cuidar y una vida por disfrutar.
Hoy a 13000kms de distancia y tres años de ignorar sus recuerdos como si nunca hubiese existido pensado mil veces como escribir nuestra historia fugaz, no se puede escribir, sólo queda por decir GRACIAS!!!
GRACIAS por coincidir, gracias por compartir en este lugar ese pequeño espacio de tiempo, por elegirme como tu mami y permitirme ser ese instrumento de paz para ti y tu alma, gracias por los días de alegría infinita y felicidad, gracias por dejarme sentirte, gracias por la ilusión, gracias porque me devolviste la vida, junto a La Dolce Vita, gracias Creador por permitirlo.
Love, mami.
Pd. A esta fecha, cuando ya tenemos una nueva vida Odette y yo, después de negarme muchas veces y ya no hablar de él, no me imaginé capaz de plasmar algo tan propio, tan íntimo, tan mío.
Mi milagro de Abril, Mi Valentino te he cumplido.
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